Dios, Tú que nos has alimentado en la hambruna y nos has provisto de abundancia, nos has librado de la peste y nos has liberado de enfermedades graves y duraderas. Ayúdanos. Esa fue la petición para que acabe una ves por todas esta situación en la que estamos viviendo COVID 19.
Enfrentamos un momento complejo, donde el mundo se ha puesto a prueba y la fragilidad de la vida ha quedado en evidencia. Se necesita de todos para salir adelante. Puede sonar como una utopía, puede que lo sea, pero al menos se están logrando cosas que antes parecían imposible. Ha aflorado la solidaridad y bondad de personas que entregan todo, como los profesionales de la salud. Hoy ha sido el turno de las religiones.
Judíos, cristianos y musulmanes se han reunido en Jerusalén, para rezar por el mundo y pedir a Dios que acabe esta pandemia. Muchos dirán que no servirá de nada, pero lo cierto es que se valora la voluntad, porque de esto saldremos todos juntos o no saldremos. La unión hace la fuerza.
El coronavirus mantiene al mundo en alerta. Para muchas personas esto significará un antes y un después en la forma de vivir.
El individualismo, donde cada uno vela por sus intereses, de forma egoísta, va quedando atrás. Es momento es trabajar juntos y realizar actos bondadosos: Simples como quedarse en casa y evitar contagios, rezar o preocuparse por los vecinos y los más desprotegidos.
La pandemia no entiende de razas, religiones o fronteras políticas. (El coronavirus) ha propiciado algo bastante extraño como es ver a judíos, musulmanes y cristianos rezando la misma oración. Espero que esto se repita después del COVID – 19 porque Jerusalén lo necesita


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